Carta a Seymour Glass

 ¿Cuántos mundos estamos dispuestos a sostener? Imaginar a Sísifo feliz es una ardua tarea cuando la imaginación se ausenta de lo cotidiano. Hay un abismo que nos envuelve cuando ya nada más parece posible de perderse.

El tiempo es solamente una invención que colabora a la voracidad de los abismos y no lo contrario, para lo que fue creado. Creado para darnos una columna vertebral lo único que hace el tiempo es generar quistes en las médulas. Y qué son las médulas sino “mundos”.

 

Si cada uno de esos mundos fuera una banana, de esas que comen los peces banana, quedarías atorado en un pozo con fiebre bananífera pero la maravilla de jugar el juego, ese de “subir arriba y bajar abajo” es que, si las bananas son libros, todo se transforma en una obviedad invisible solo para quienes ven sin ver.

Descubre cuántas conversaciones estériles se esconden detrás de la comunicación.

Ahora, si las bananas son algo diferente, un consumo vacuo, por ejemplo, entonces estás perdido. Estás muerto. No estás permitiéndote adentrarte en la memoria que configura las nuevas vidas y las vidas pasadas.

 

¿Y si te dieras la vuelta? ¿y a si a tu alma herida de guerra le dieras una banana dulce?

Solamente una, para que la diferencia cromática no quedara a la vista.

Te pregunto, nada más, ¿y si al mar que moja tus tobillos le permitieras ocultar esa raíz que se te hace insoportable? Porque no es la raíz, es el veneno que usan para “cuidar” la siembra.

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Por Manuela Rímoli, creadora de LA LIEBRE DORADA libros y directora de la revista cultural LA FURIA.

Seymour Glass es el mayor de los hermanos Glass, creación de J. D. Salinger autor de "El cazador oculto" (también traducido como "El guardián entre el centeno". Su libro "Nueve cuentos" comienza con "Un día perfecto para el pez banana" donde conocemos, casi por vez primera, a Seymour en una playa.